Seguramente casi todos tenemos en nuestro barrio bibliotecas en las que estudiar y leer todo tipo de libros interesantes. Sin embargo, para conocer la primera biblioteca de toda la Historia tenemos que remontarnos milenios atrás, casi al final de la Edad de los Metales y la Prehistoria. Por aquél momento la zona más desarrollada del mundo era el Creciente Fértil, entre Egipto y Mesopotamia. Allí surgió la ciudad de Nínive que durante el gobierno de Asurbanipal contó con una de las primeras bibliotecas del mundo. Pero, al contrario de lo que podéis pensar, esa biblioteca no guardaba libros como ahora, sino tablillas de arcilla. Veamos un ejemplo:
Sobre estas tablillas y con la ayuda de un punzón, los habitantes de Nínive crearon la primera forma de escritura llamada cuneiforme para registrar las ganancias obtenidas de la agricultura, ganadería y comercio. Sin embargo, la invasión de los babilonios sobre Nínive destruyó la biblioteca que ardió en llamas junto con sus tablillas. Pero algo extraordinario ocurrió. La arcilla de las tablillas se endureció con el fuego como una vasija de cerámica en un horno, conservándose perfectamente durante miles de años. Finalmente, en 1847 un joven aventurero británico llamado Henry Layard descubrió las ruinas de la antigua Nínive, hallando en un perfecto estado la biblioteca con más de 20.000 tablillas. Pero seguía habiendo un problema: nadie sabía descifrar la escritura cuneiforme. Pocos años después del descubrimiento, el arqueólogo inglés Henry Rawlinson halló casualmente un texto donde la escritura cuneiforme de las tablillas aparecía traducido en varios idiomas que sí eran conocidos.
Gracias a eso hoy en día podemos descifrar los misterios de las tablillas de la biblioteca de Arsubanipal, sin duda una de las primeras bibliotecas de la Historia. Por cierto, no olvidéis traeros el próximo día los materiales necesarios para crear nuestra propia tablilla mesopotámica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario